The Mist Of Fraternal Love
Ella siempre olía a una crema que era como una combinación entre varias flores.
Ojos cafés, siempre muy pensativos.
Cabello castaño, más ondulado que lacio, bastante bien cuidado.
Piel morena clara, casi tirándole a blanca.
Alta y delgada. Muy delgada.
Voz con cierto tonito norteño a veces grave a veces media, nunca aguda pero siempre coqueta.
Su sonrisa es amplia, pero se dejaba ver muy poco.
Les soy sincero, si me acerqué a ella por que se me hizo muy guapa. Pasado el tiempo, nuestra amistad empezó a crecer de tal manera que no me importaba agarrar un camión que tardara 30 minutos en dejarme en un lugar desde el cual tardaría 20 minutos en llegar caminando a su casa. Platicábamos de TODO ya sea en la escuela o caminando en el parquecito de Tejeda.
Una de esas ocasiones en el parque de Tejeda, platicábamos de lo que habíamos aprendido de la etapa que acabábamos de terminar. Ella, con su novio (bueno, ex) y yo con mi intento con Mariana, de ella platicábamos mucho, pues eran medio amigas. Ibamos como por la cuarta vuelta, platicándo de lo mucho que la había lastimado su exnovio, de las muchas jaladas que le habbía hecho y cosas así; cuando a Carlitos se le ocurre empezar a hablar.
- No, Lau, la verdad si te quiero mucho y te prometo si alguien vuelve a intentar hacerte daño, se las va a tener que ver conmigo. Te quiero mucho, eres para mí como una hermanita menor. Siempre te veré como eso y te protegeré y respetaré.
La respuesta fue un "Ah!" con una voz TAN rota que inmediatamente me hizo decirme "la acabas de cagar durísimo". No solamente por haber... digamos: "cerrado" cualquier posibilidad de empezar otra etapa diferente con ella, sino por también no haberle insistido en que no se fuera a Monterrey a estudiar y por que con la misma frase con la que me declaré su protector, le pude haber hecho más daño.
Actualmente, sé que esta bien, ocupada como siempre, pero no sé de que forma abordarla de nuevo. Lleva más de dos años que no platico con ella.